Es
tiempo de escribir.
Y lo
era desde hace pocas semanas, pero retrasaba esto por flojera. Hoy me decido a
apagar la música y la tv para escribir esto por dos razones, la primera es que
es algo que me encantaría gritarlo al mundo, y que me escuche. La segunda es
porque hoy es víspera del cumpleaños de mi mamá, y en vista de que le gusta
cuando escribo, pues aprovecho para dedicárselo y sea la primera cosa que lea.
[Resultó ser bastante larga esta entrada, pero creo que vale la pena]
Así
pues, ma, esta entrada es para ti, ojalá te guste mucho.
MEGAS
2012
Pues
nada, hace poco mas de 15 días regresé de las que fueron mi décimas misiones, y
las cuartas en las que fui como responsable, mas sin embargo, las primeras en
las que estaba realmente a cargo de todo un pueblo, las veces anteriores
siempre había tenido algún superior en el mismo pueblo, esta vez era diferente.
Era
diferente en principalmente en un aspecto, era la primera vez que lideraba un
equipo de Juventud Misionera. Y eso, desde mi punto de vista, es una
responsabilidad grandísima no solo para conmigo ni con el P. Edward ni con el
pueblo para el que fuimos elegidos. Era una responsabilidad grandísima para con
mi equipo y con Él.
Y es
que yo sabía desde un principio que tenía un gran equipo, formado 10 días antes
de misiones y sin conocernos mucho, pero yo veía un gran potencial, puros chavos
valiosísimos; y pues yo tenía que estar a la altura. Porque, según yo, depende
mucho del responsable el cómo vivirán su misión cada miembro del equipo, y
quería que fueran tan especiales para ellos como lo han sido siempre para mí,
que fuera un lugar para encontrarse a sí mismos y encontrar su camino.
Ya
que saben el contexto en el que iba, pues pueden imaginarse el peso que sentía
sobre mis hombros, peso el cual fue compartido con mi corresponsable (literal
el mejor corresponsable que pude haber elegido).
Pues
bien, salimos de Club Faro un tanto en silencio, la mayoría pensativos y
callados, no nos conocíamos. De ahí a la misa en la Villa y de ahí a Ixtapan de
Oro, ahí tuvimos una pequeña plática y nos mandaron enseguida a nuestro pueblo:
Macheros, es una comunidad de unos 200 habitantes, que colinda con el estado de
Michoacán, era el pueblo mas alejado, el que estaba en lo alto del valle, el
mas frío. Menos mal que nos tocó dormir en cabañas, con camas y regaderas con
agua caliente. ¡Que fresa! Me han dicho, pues sí, gracias a Dios nos tocó
dormir muy cómodos, lo cual es algo raro.
En
fin, de domingo a martes son días “normales” de visiteo, pláticas, juegos con
los niños, rosario o misa… Siempre en las noches, antes de empezar el momento
de relajación y chistes y bromas, hacíamos la conocida mesa redonda, ahí
discutíamos el día, persona por persona, las experiencias vividas, el cómo
mejorar para el día siguiente y alguna u otra sugerencia a algún compañero. Eso
creo fue algo de mucha ayuda, ya que éramos casi desconocidos, peor a través de
esas pláticas empezabas a ver a todos tal cual son, sin máscaras, sin
esconderse baja la ropa que traían puesta ni el coche que manejan, nos
mostrábamos tal cual somos.
Como
bien es sabido, los días mas fuertes de misiones son jueves y viernes, y yo
procuré, a lo largo de las meditaciones que mis misioneros fueran entrando a la
mística que significa misiones, para que cuando llegaran los días intensos
espiritualmente estuvieran en perfecta sintonía con El. Hacía mucho hincapié en
el jueves, cuando velamos toda la noche al Santísimo, abrieran su corazón y
realmente escucharan lo que Él les quisiera decir. Cosa a la cual Rafa le
preguntó a Ray “¿Y tú has hablado con Él?” a lo que respondió “Si, yo hablo con
Dios todos lo días”. Cosa que se mi hizo muy normal en ese momento.
Tantas
experiencias dentro del visiteo, tantas familias que te abren las puertas de su
casa para realmente escuchar lo que tienes que decirles, personas que abren su
corazón y lo comparten todo, ¡personas que siguen el llamado que les hagas a
las pláticas, al rosario o a misa sin pensarlo dos veces!. Cuántas veces mi
mamá, que organizaba el via crucis en la Iglesia me decía “Juan, es viernes,
¿me acompañas a rezar el via crucis?” A lo que yo respondía vagamente que era
viernes y me iría con mis amigos… ¡Y era mi madre quien me pedía fuera con
ella! No saben la impresión que me ocasiona, el cómo 7 jóvenes fueron capaces
de mover un pueblo entero, pero claro, eran personas que estaban escuchando,
realmente escuchando, estaban a la espera de que alguien les dijera “ven”. Y
respondieron al llamado de un grupo de desconocidos de 15 a 22
años mientras que yo no lo pude hacer hacia mi propia mamá.
Llega
el jueves, lleno de alegrías, tristeza, cansancio… Llega el jueves y es tiempo
de recargar las pilas, porque la noche será larga y no quiero caer dormido como
los demás, quiero velarlo toda la noche, quiero que sepa que ahí estoy para Él.
Decidimos construirle un monumento, el cual diseñó Jorge, decidió recrear el
huerto de Getsemaní, y al centro un altar misionero. Así que fuimos a cortar
ramas y llevarlas al lugar donde lo construiríamos (un auditorio), en el camino
encontré un tronco lo suficientemente grande como para construir una cruz, así
que regresamos por el, solo Man (mi corresponsable) y yo, era un tronco encino
de aproximadamente 4.5 metros, y estaba
a aproximadamente un kilómetro de la iglesia, metido en el bosque. Pues vamos
por el… y ahí fue una de las primeras señales de que estaba haciendo bien mi
trabajo, estábamos a medio camino, cargando el tronco pesadísimo entre los dos,
y yo iba pensando en lo bonita que nos quedaría la cruz, a lo que dije “Man,
esta pesada pero, vale la pena, ¿no?”, a lo que el me contestó “Por Él, si lo
vale”. Y claro que lo vale, por el se debe de dar todo y mucho mas.
Es
jueves, son las tres de la tarde y comienza la misa, al término de ésta de hace
la procesión para dejar al Santísimo en el monumento que le construimos. Luego tuvimos un bonito convivio con las
personas del pueblo, pero al momento en que comenzaba yo solo sentía Su llamado
desde el auditorio “Ven”. Pues fui, entré y sentí su presencia como nunca antes
la había sentido, ahí, hincado a medio pasillo sentí que podría quedarme toda
mi vida, pero mis obligaciones llamaban, y ya tendría tiempo en la noche para
hablar con él.
Llega
la noche del Jueves Santo, y llegué yo a ella lleno de nerviosismo, de
incertidumbre, de emoción, solo pensando en ¿Qué me va a decir hoy? ¿Qué me va
a pedir hoy? ¿Voy a estar dispuesto a darlo?. Ya en los rosarios que habíamos
hecho en las tardes había pedido (en las peticiones) que fuéramos capaces de escuchar
y hacer lo que Dios quiere de nosotros, palabras que recordaba a cada momento,
palabras que, si bien son ciertas, despiertan cierto miedo en mí.
Llevo
a mis misioneros al bosque, para una meditación antes de que velemos, Man da su
testimonio, yo doy el mío y les intento compartir una vez mas ese amor y esa
emoción tan fuertes que siento por esa noche,. Espero que realmente lo
escuchen.
Los
primeros en velar fueron Man y Rich, luego llegó mi turo y el de Rafa, llegamos
con al auditorio y nos encontramos con sólo 4 personas, entre ellas la
encargada de la iglesia del pueblo (Doña Ramona), tomamos los lugares de Rich y
Man y nos disponemos a meditar y reflexionar, para escucharlo… Cosa que fue
imposible durante la primera hora, cosa que me molestó bastante, ya que, si
bien muy devotamente cantaban y rezaban en voz alta no me dejaban concentrarme.
Por fin guardan silencio, llevan 15 minutos callados y yo, en mi cabeza, no voy
a ninguna parte, mis pensamientos van en círculos y tengo tanto en mi cabeza que
no puedo pensar concretamente en nada. Frustrado abandono toda esperanza, ya
tendré en mi segundo turno de velar otra oportunidad; así que tomo mi
cancionero y encuentro una cierta canción que toda la semana me había llamado
la atención. -“Rafa, ¿la cantas conmigo?”, -“No hay guitarra”, -“Ya lo sé, pero
cántala conmigo”, -“Mejor no.”. Pero yo no me iba a quedar con la ganas, asi
que tomé aire… y no me atreví, fue hasta el tercer intento cuando salió mi voz,
y fue en la segunda línea de la canción cuando se cortó irremediablemente,
ahogada por un nudo en mi garganta, con todo el esfuerzo que fui capaz de dar
la termino de cantar; y entonces viene el llanto, recuerdo que solo hundí mi
cara en mi paliacate verde. Y es que ¡me llegó el significado de la canción!,,
la cual dice “Mas allá de mis miedos mas
allá, de mi inseguridad quiero darte mi respuesta. Aquí estoy para hacer tu
voluntad, para que mi amor sea decirte sí hasta el final” y mas importante
que eso, en cuanto entendí el significado Él me habló, y me habló fuerte y
claro.
Básicamente
me dijo que estaba ciego, la respuesta a mis problemas ya la conocía yo y la
había tenido frente a mí todo el tiempo, la había dicho a mis misioneros, la
había dicho a las familias, hasta la había dicho en mis pláticas, me dijo “Deja
de buscar la respuesta en lugares equivocados, la respuesta está frente a ti,
soy Yo”.
¿Qué
puedes hacer cuando te dice eso? Llorar, llorar y llorar un poco mas y tratar
de entregar mi vida a Él, hacer un cambio radical en mi vida empezando por
ponerlo a Él como centro mi universo, y dejarme de estupideces, soberbia y mi
eterno orgullo. Dios en ese momento me pidió que pusiera todo en sus manos, (“Pongo mi pequeña vida hoy en tus manos, por
sobre inseguridades y mis miedos, y para no hacer mi querer sino el tuyo hazme
en Getsemaní fiel y despierto.” Esa es otra parte de la canción). Cosa que
a partir de ese día e intentado.
Llega
el siguiente grupo de misioneros, así que es tiempo de dormir un rato, que a
las 6 me había tomado el último turno, junto con Man. Llegadas las 8 de la
mañana tuve el grandísimo honor de trasladar al santísimo del monumento a la
iglesia.
Empieza
el viernes santo, todos estamos cansados, desvelados, agotados físicamente,
pero tenemos que seguir adelante. Para todo esto, ya habíamos hecho la cruz,
que terminó midiendo 4.25 metros de alto, y una vez que la contruimos, nos
encargamos que nunca tocara el piso, salvo la parte de abajo.
Empieza
el Via Crucis, organizado por el pueblo, pero no nos podíamos quedar atrás, les
pedí a mis misioneros que acompañáramos el Via Crucis cargando la cruz que
habíamos hecho, y la cargaríamos por parejas para que no fuera fácil, Cristo
cargó la cruz hace casi 2000 años, ayudémoslo con esta que hicimos nosotros,
que no toque el piso de ninguna manera de aquí al término del Via Crucis.
Así
pues empezamos a bajar, y bajar… y bajar mas hasta la entrada del pueblo,
donde, al pié de un monte fue la crucifixión, y al término de la Doña Ramona me
pidió hiciera una reflexión, -“Si, claro, ¿a qué hora quiere que la haga?” –“En
5 minutos”. Pues bueno… me paré frente a la multitud, y eran aproximadamente
120 personas, y me llamó mucho la atención la forma en la que respondieron a
mis palabras, por lo que yo podía ver desde ahí arriba veía caras de personas
que realmente me estaban escuchando, que se sentían identificadas con lo que
decía… ¿Quién soy yo para decirles cualquier cosa? Mas sin embargo escuchaban,
por que no veían en mí a Juan Pablo, veían a un Misionero.
Termina
la reflexión y ahí no termina el cargar nuestra cruz, no la quiero clavar el
pié del monte, quiero clavarla en la cima, quiero que me cueste mas, quiero dar
ese extra por Ti, que moriste por mi. Pues a buscar un sendero para subir, una
vez que lo encontramos, pues a empezar a subir un monte muy empinado y lleno de
hojas secas. Ahí fue donde me di cuenta que realmente mi equipo estaba en
sintonía: Daniel iba cargando la parte delantera de la cruz por una parte
particularmente difícil y se resbala, a lo cual reaccionó de una manera que nunca
creí posible: En vez de soltar la cruz y amortiguar la caía, extendió los
brazos para él, con su cuerpo, evitar que la cruz se cayera.
Encontramos
un claro donde clavar la cruz, y ahí la dejamos, bajamos el monte y subimos una
vez mas a la iglesia, donde nos esperaban para comenzar la Misa, en la cual
estábamos muertos, cansadísimos, hasta que llega el momento en el que el padre
me hace una seña, así que me acerco a el, y me dice que cuando me haga otra
señal vaya por el santísimo y lo traiga a el. No pues… si, pero ¿cómo? ¿Cómo
voy YO a cargarlo a EL? Pues bueno, me hace la señal y con todo el respeto del
que fui capaz lo llevé hacia el altar improvisado que había en la iglesia, lo
deposito ahí y me dice –“Gracias, ahora que se hagan dos filas, tu en una y yo
en otra”. Ok….. ¿QUÉ? Y se hacen las dos filas y me encontré tomando las
hostias consagradas con mi manos y dando la comunión…. Fue, definitivamente uno
de los momentos mas intensos de mi vida, estaba temblando y solo podía pensar
en dos cosas: “ojalá mi abuela estuviera viendo esto” y “Dios, hazme digo”.
Termina
la misa, y el padre me pide que haga la procesión del silencio mas tarde, cosa
que yo NO quería hacer, pero pues, ordenes son ordenes. Vamos a descansar un
poco y 4.30 empiezo otra meditación, explicando lo que íbamos a hacer a
continuación, íbamos a bajar hasta el monte y luego subirlo, para desclavar la
cruz y regresarla hasta donde estábamos. Y no solo eso, quería que se hiciera
en completo silencio, sin ser acompañados por el pueblo, sólo nosotros y en
reflexión.
Así
que bajamos el pueblo y subimos por ella, la bajamos el monte y entonces
empezar a subir… Y en ese momento que iba yo cargando la parte delantera de la
cruz sentí el cansancio de toda la semana, 7 días de levantarse temprano y no
parar hasta las 9 de la noche, sentí la presión de todos los días, sentí el
desvelo y el sol quemándome la cara, el peso de mis piernas… y el peso de la
cruz.
En
cuanto caí en cuenta de eso solo pude hacer una cosa, giré un poco mi cabeza
para ver la cruz casi de frente besé la cruz y la abracé, me aferré a ella y le
pedí que me diera la fuerza para seguir cargándola. Porque ya no era solamente
un encino al que le dimos forma cruz. Era la cruz de Cristo, y en ese momento
lo habíamos bajado a Él de la cruz y yo llevábamos al sepulcro.
Fue
de esas experiencias que a todo el equipo nos movió mucho, y por fue la primera
vez que no tuve que pedir que meditaran o estuvieran en silencio, todos los
sentimos ahí, todos nos queríamos quedar con Él.
Nos
dan las 7 y nos reunimos en la iglesia con el pueblo para comenzar la procesión
del silencio. Inicialmente algún misionero iba a cargar la cruz y encabezar la
procesión, pero de último momento decidí cargarla yo, para que fuera corta y
termináramos en 10 minutos máximo. Dí unas palabras muy en automático y
comenzamos.
Entonces
pasó algo muy curioso, mientras caminaba cargando la cruz entendí realmente lo
que estaba haciendo: Estaba acompañando a María en su dolor. Entonces entablé
diálogo con Ella, yo solo le decía “Me imagino lo que estás pasando, sé lo que
sientes pero quiero estar contigo. Quiero que en el momento en el que gires tu
cabeza me veas a mí en primera fila, como siempre lo has estado tu para mí”.
En
eso estaba pensando cuando era tiempo de dar la vuelta para terminar pronto la
procesión, la cual no tomé, sino que la hice tres veces mas larga de lo que
había pensado hacerla. Una vez de vuelta en
la iglesia decidí hacer una pequeña reflexión con todo lo que había
pensado durante la reflexión, terminé eso y entonces sentí la necesidad de
seguir hablando; yo soy mucho de dar mi testimonio, de hablar de cosas que
conozco y me han pasado, en ese momento pensé en mi mamá y decidí platicarles
de cuando tuvo cáncer, y cómo yo en esa etapa renegué mucho de Dios y de mi
(estúpido) enojo hacia él y de cómo fue a través de María que rectifiqué el
camino. Todo esto lo dije en un silencio absoluto, la iglesia llena y todas las
personas escuchando atentamente, así que por mas que sentía un nudo en la
garganta logré controlarlo. Una vez que terminamos les pedí que rezaran solo un
misterio del rosario, del cual lo mas que pude decir de “Padre Nuestro” antes
de salir a paso veloz de la iglesia e irme a esconder para desahogarme a gusto.
Fue ahí donde me di cuenta de qué forma había estado ella, María, siempre
conmigo. Y cómo mi mamá siempre había estado conmigo, y cómo siempre le había
fallado cuando ella me necesitaba. Y ese sentimiento de ingratitud no te lo
quitas hasta que lo entiendes.
Termina
el Viernes Santo y empieza el sábado, día que aproveché para bajar a despedirme
de la familia que mas me había llamado la atención, curiosamente la familia de
apellidaba Camacho.
Es
una familia que me llamó mucho la atención empezando por que fue de las pocas
que en automático sentó a toda la familia y el señor (Alejandro Camacho) es una
persona muy sencilla y, sobretodo, muy
dispuesta a escuchar y compartía mucho. Y así con platicó su historia familiar
y yo un poco de la mía, estábamos compartiendo experiencias cuando el me dijo
que yo la tenía muy fácil, porque me sabía las oraciones (el día que lo conocí
me pidió que le enseñara a rezar el rosario, cosa que hice) y conocía la
palabra de Dios. Algo que me dejó pensando un poco de tiempo pero finalmente
encontré una buena respuesta para el; le dije que no era el saberse la
oraciones, sino el saber rezar, que a Dios se le debe hablar con naturalidad,
como Padre que es nuestro, y que en cuanto a conocer la palabra de Dios, pues
no es tanto el saberla sino aplicarla, y con solo una cosa que supiéramos
bastaría: Ámense los unos a los otros como yo los he amado, si todos viviéramos
conforme a eso, le dije, seríamos felices.
A
todo esto había estado pensando un lugar donde clavar la cruz, e íbamos a subir
otro monte, pero de alguna forma me encariñé con ella, y decidí no dejarla en
lo alto de un monte donde nadie la vería y estaría abandonada, así que
decidimos regalarla, y los elegidos fueron los Camacho.
Llega
el momento de salir del pueblo para ir al que estaba “junto” (al otro lado de
un montesote) para ir a misa. Llegamos allá y pues, es la misa del Fuego Nuevo,
larguísima y encima, como estaba llena la iglesia, ¡pues parado todo el tiempo!
No sabría decirles bien de qué trató, pero en el momento preciso en que volteo
a ver al padre, el me voltea a ver a mi y me hace un gesto: “ven”, apurado dejo
mi morral y me acerco y me quedo parado al principio del pasillo, lo volteo a
ver y entonces me hace dice con la mano “ven”, me acerco a el y me encarga que
dé la comunión. No saben la emoción que se siente, el nerviosismo, el tener a
Dios en tu manos… Y mas allá de eso, se acerca Alejandro Camacho a comulgar…
Terminan
las misiones, regresamos al pueblo y lo encontramos reunido en la iglesia para
despedirnos y echar porras, las cuales respondemos, y vamos a hacer maletas,
vamos llegando y me llama Ray y me pide 5 minutos, lo cual se me hace muy raro
ya que, en todas las misiones nunca me había pedido hablar con él, o con nadie
mas bien; Ray es de esas personas que no sabes lo que están pensando, muy
reservado. Además faltan 30 minutos para irnos, ¿qué será lo que quiere?.
Nos
alejamos un poco del resto del grupo y empieza a hablar, y me dice que cuando
terminamos de regresar la cruz el viernes por la tarde que el bajó al bosque a
meditar, y que en medio de su meditación empezó a hacer una cruz para su novia,
y cuando empezaba a hacerla escuchó dos palabras “Juan Pablo”, pero no, la cruz
la estaba haciendo para su novia, y volvió a escuchar: “Juan Pablo”, no, la
cruz no se la quiero dar a el, la estoy haciendo para otra persona, “No, es
para Juan Pablo”.
Todo
esto me o decía y yo no sé ni que cara puse, solo recordaba cuano le contestó a
Rafa “Yo hablo con el todos los días” luego poco logro medio decirle –“¿Y
entonces?”. Me sigue platicando y me dice que le pidió que aparte escribiera
algo en la cruz, y entonces me la dá.
Lo
primero que me llamó la atención fue que estaba escrito en inglés, y fue lo
primero que le pregunté; a lo que me contestó que la palabra que usó tiene dos
significados, como ya saben “trust” significa tanto creer como confiar, así
pues la cruz dice “I TRUST YOU” o sea, yo creo y confío en ti.
Leo
eso, y mi cerebro está en blanco, no se qué decir, así que el prosigue y me
dice que Dios tiene mucha confianza en mi, a lo que replico que bueno, si, Dios
confía en todos nosotros. Pero me dice que No, Dios tiene una confianza
ridículamente grande en mí y que le pidió que me dijera algo mas y cito: -“No
tengas miedo a dar el siguiente paso”. Dice esto, me dice que cuando quiera
hablar con el vive en tal lado, se da la vuelta y se va.
¿Qué
acaba de pasar? ¿Cuál es el siguiente paso? No, en serio ¿Qué acaba de pasar?
A lo
largo de lo días que han pasado he pensado mucho es eso, ¿qué quiere Dios de
mí? Y la respuesta creo que cada día la encuentro mas, Dios quiere que siga la
misión, que con el testimonio que pueda dar, lleve personas hacia él.
Porque
ese domingo terminaron las megas, pero empezaron las misiones. Llevar una vida
de gracia y dar un verdadero testimonio en Macheros no es difícil, pero
llevarlo en casa y de vuelta a tu vida real es otra cosa. Es una lucha eterna y
que durará lo que dure mi vida, no será fácil, pero, como bien me dijo un buen
amigo “Por Él, vale la pena”.
“Mas allá de mis miedos mas allá, de mi inseguridad
quiero darte mi respuesta. Aquí estoy para hacer tu voluntad, para que mi amor
sea decirte sí hasta el final”
Getsemaní.
Juan Pablo Hher
Excelente Testimonio! Muchas gracias por compartirlo. Me quedo con el párrafo que dice "Porque ese domingo terminaron las megas, pero empezaron las misiones. Llevar una vida de gracia y dar un verdadero testimonio en Macheros no es difícil, pero llevarlo en casa y de vuelta a tu vida real es otra cosa. Es una lucha eterna y que durará lo que dure mi vida, no será fácil, pero, como bien me dijo un buen amigo “Por Él, vale la pena”. Saludos desde Argentina!
ResponderEliminarMuchas gracias! Ahora a ponerlo en práctica, y compártelo!
EliminarQue buen blog! De echo yo diría excelente sigue así!
ResponderEliminarQue bueno que obtuviste un puesto tan bueno en una cosa tan inmensa como las Mega Misiones, me da mucho gusto por ti.
Me gustaría en exceso acompañarte a tus próximas misiones, para mi seria un honor.
Que bueno que estés saliendo adelante y que tengas una fe tan fuerte hacia Dios y una vida de gracia tan grata.
Saludos y un abrazo con afecto,
José Naime Jr.
Muchas gracias primo! El próximo año claro que te vas conmigo! Que bueno que te gustó, y espero lo compartas con tu familia!
Eliminaryo te diria que por lo que publicas en tu cuenta de twitter, no estas separado del pecado, eso no es fruto de arrepentimiento, no puedes pensar en tener al mundo y a Dios al mismo tiempo. Arrepientete, Jesus te llamo a eso, no a aceptarlo ni abrirle tu corazon, a crucificarte, morir a ti y seguirlo.
ResponderEliminarHola, para nada digo que esté separado del pecado. Simplemente comparto la experiencia que tuve en estas misiones, las cuales han tenido un impacto muy importante en mi vida. Resulta ser muy fácil criticar, yo simplemente intento, a través de lo que he vivido a seguirlo. Mas que señalar errores, cosa que no hago, intento mejorar. Me parece lo que me dices: "Arrepientete, Jesus te llamo a eso, no a aceptarlo ni abrirle tu corazon, a crucificarte, morir a ti y seguirlo." bastante... injustificado, ya que de ninguna forma me martirizo, mas bien comparto los cambio que sentí en mi persona, que lástima que no hayas podido apreciar eso. Me parece que mas que sufrir por no poder ser como El nuestro llamado es a seguirlo e intentar imitarlo, y de esa forma ser mejor. Dios me llama a aceptarlo, abrirle mi corazón y seguirlo, y; si fuera necesario, morir por El.
EliminarPor cierto, el hecho de que deje el twitter que he usado siempre, es por que no tengo nada que ocultar, soy quien soy.
EliminarBTW, creo que te equivocas, si puedes estar con Dios y tener al mundo al mismo tiempo, y te diré por qué, al estar con Dios tienes el mundo. El estar con Dios lo es TODO, y al tenerlo a Él no necesitas nada mas, porque el se convierte en tu TODO. Espero lo puedas encontrar. ¡Saludos!
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